Cómo Recuperarse de un Grave Pecado

por Ricardo Ramos -

El perdón es belo
A menudo recibo correos electrónicos de personas que han hecho pecados muy graves. Estas personas están espiritualmente perdidas y no saben cómo volver al camino cierto. Si usted se encuentra en esta situación, quiero que sepa que Dios todavía le ama. No hay pecado más allá del alcance de la expiación de Cristo. Por medio de Cristo, usted puede cambiar.

Paso 1: Ser Honesto Consigo Mismo

El primer paso en el proceso de recuperación espiritual es ser honesto consigo mismo. Su pecado está arruinando su vida, y usted no tiene el poder para vencerlo. Usted necesita la ayuda de Jesucristo. Deshágase de su orgullo y deje de mentirse a si mismo. Deje de imaginar que su pecado no es tan grave. Deje de culpar a los otros por su mal comportamiento. Deje de fingir que sus escojas no afectan a otras personas a su alrededor.

Haga una lista de todas las maneras en que su comportamiento actual contradice sus creencias. Pregúntese por qué siga haciendo cosas que usted puede incluso considerar repugnante. Escribir listas ayuda mucho; así puede organizar sus pensamientos mejor.

Paso 2: Tener Esperanza y Confianza

Jesucristo puede salvarnos de nuestros pecados. (Reflections of Christ)

Ahora que ha reconocido la gravedad de su pecado, tenga esperanza. Su pecado es profundamente destructivo, pero por medio de Jesucristo se puede recuperar. Ore a Dios pidiendo Su ayuda para que usted pueda interiorizar esta realidad. Estudie lo que los profetas y apóstoles han escrito sobre el perdón y la expiación. Para algunas personas, la esperanza viene pronto. Para otras, se necesita un tiempo. Tenga paciencia. Dios contestará sus oraciones en Su propio tiempo.

Más allá de la esperanza, es necesario confiar en Dios. Sus pecados nunca traerá la paz espiritual. Abandone su propia voluntad y adopte la voluntad de Dios. Hay muchas cosas en su vida que no puede cambiar, pero siempre puede optar por poner su vida en las manos de Dios. Le entregue a Dios. Él está dispuesto a aplicar Su poder redentor en su vida sin importar el número de veces que ha pecado. Él está siempre dispuesto a ayudar.

Para mostrar su sumisión a Dios, vaya a la iglesia todos los domingos. Estudie las promesas que hizo cuando fue bautizado. Hable con su obispo o presidente de rama sobre su dedicación renovada. Estoy seguro de que él estará encantado de apoyarlo.

Si usted no es un miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, todavía puede adorar con nosotros. La religión debería ser una parte importante de su recuperación espiritual.

Paso 3: Acepte la Verdad y Confiese

Con esperanza y confianza en Dios, usted está listo para hacer frente a la verdad. Sin miedo, anote todo lo que ha hecho, incluso lo que es doloroso, difícil y vergonzoso. También enumere las actitudes y pensamientos que producen sus comportamientos pecaminosos. No ponga excusas. Sea honesto con usted mismo. ¿Cómo sus pensamientos, emociones y acciones negativas han afectado la vida de los demás? Crear una lista completa tardará un poco. No se sienta apresurado. Cada vez que se sienta para aumentar su lista, ruegue a Dios por la ayuda y la introspección personal.

Cuando se identifica todos los errores de su pasado, confiese estos pecados a su Padre Celestial en el nombre de Jesucristo. Pida perdón. Pida la fuerza para evitar el pecado. Dios le ama tanto! Él está muy feliz de que usted está tratando de corregir el rumbo de su vida.

Un obispo mormón en Aracaju, Sergipe, Brasil.

En el caso de un pecado grave, también es importante confesar al obispo. Él le ayudará a aplicar la expiación de Cristo en su vida. No se demore. No ponga excusas. El obispo es la persona que Dios ha llamado para ayudarlo en el proceso de arrepentimiento.

No tenga miedo a la excomunión. Para la gran mayoría de los pecados, la excomunión no es necesaria. En los raros casos en que sea necesaria, no es más que un paso importante en el camino del arrepentimiento. Esto hará posible el rebautismo, y el bautismo es una ordenanza hermosa y espiritualmente purificadora.

Paso 4: Busque un Cambio de Corazón

Ahora que ha confesado sus pecados, puede rasgar la lista de todos sus pensamientos, sentimientos y acciones negativas. No hay necesidad de pensar más en sus errores del pasado. Dios le dio un sentimiento sano de culpa cuando pecó para que usted se sienta obligado a convertirse en una persona mejor. Sin embargo, no hay necesidad de sentirse culpable por los pecados que ya ha conquistado. Vaya adelante, sin mirar atrás. Cristo le está ayudando a vencer su pecado.

Hay personas que piensan que la culpa eterna es necesaria para llevar a cabo un arrepentimiento válido. La culpa es una consecuencia del pecado; no es un signo de arrepentimiento. Su sufrimiento no hará nada para salvarle. Sólo el sufrimiento de Cristo puede hacer eso. Usted debe sentirse culpable sólo por el tiempo necesario para recuperarse espiritualmente, y por ninguno momento más.

También es importante distinguir entre la culpa y la vergüenza. Nos sentimos culpables cuando hemos hecho algo que es horrible. Nos sentimos avergonzados cuando pensamos que somos horribles. Es apropiado sentirse mal cuando se toma malas decisiones, pero nunca debemos cuestionar nuestro valor como hijos de Dios.

Espero que haya evitado el pecado hasta ahora, pero usted quiere más que eso. Usted quiere perder la voluntad de pecar. Lo que realmente quiere es cambiar su corazón. Este tipo de cambio lleva toda una vida. No es un evento singular.

¿Cómo puede hacer este cambio? En primer lugar, usted debe hacer su parte. Si busca en todos los rincones de su mente, encontrará un poco de orgullo en alguna parte. Todos lo tenemos. Él proviene de la idea de que nosotros sabemos mejor que Dios lo que es mejor para nosotros. Abandone este orgullo, poniendo su vida por completo en las manos de Cristo. Continúe asistiendo a la iglesia y estudiando las escrituras, especialmente los pasajes que enseñan acerca del perdón y la expiación. Acepte que usted, como todos nosotros, es un pecador. Siempre será un pecador. Siempre seremos completamente dependientes de la gracia redentora de Cristo.

Después de hacer su parte, pida a Dios que haga Su parte también. Ore con todas sus fuerzas que el Padre Celestial le liberará de su deseo de pecar. No oculte nada. Las tentaciones no siempre pueden eliminarse por completo–incluso Jesús fue tentado–pero Dios puede llenarle de tanto amor que las tentaciones son totalmente dominadas. Pídele a Dios que Él realice este tipo de cambio de gran alcance en su corazón. Probablemente no ocurrirá de inmediato, pero sea persistente. Dios cambiará su forma de pensar en Su debido tiempo.

Paso 5: Busque ser Perdonado

Ahora escriba una lista de todas las personas que haya ofendido con sus actitudes, emociones y acciones destructivas, ya sea por algo que hizo o algo que pasó por alto. De pronto algunas de estas mismas personas también le han hecho daño. Cuando se enfrenta a un comportamiento destructivo es común responder con un comportamiento similar. Perdonar y pedir perdón a menudo caminan juntos. De todos modos, resista la tentación de justificar, excusar o disminuir su conducta.

Cuando la lista esté terminada, usted tiene dos tareas adicionales. En primer lugar, ponga su nombre en la lista. Su pecado ha perjudicado su vida más que cualquier otra. En segundo lugar, escriba los sentimientos que asocia con cada persona en su lista. Ore por cada una todos los días. Cultive sentimientos de compasión por aquellos que le han herido.

Cuando haya cultivado la compasión, debe hacer la restitución. Usted no debe postergar su arrepentimiento, pero no es una buena idea ser impulsivo o irreflexivo. Hable con su obispo o presidente de rama. Él puede ayudarle a proceder con cautela y sabiduría.

Trate de hablar personalmente con cada una de las personas que ha perjudicado siempre que no hará ningún daño adicional. Deje de lado todos los impulsos de orgullo o de autojustificación, incluso si la persona con quién está hablando también le ha hecho daño en el pasado. Su propósito no es explicar o describir su punto de vista. No es criticar o combatir. Simplemente se disculpe de forma breve y concreta, sin dar más detalles que sean necesarios. Haga restitución siempre que sea posible. Si la persona que le hizo daño no quiere hablar con usted, respete su deseo.

A veces no se puede hablar con la persona que ha herido. De repente ella murió, existen restricciones legales o no se puede averiguar dónde vive. En este caso, pida perdón indirectamente. Escriba una carta, incluso si usted no puede enviarla; de dinero a la caridad favorita de la persona; haga un proyecto de servicio para honrar la memoria de la persona; etc.

Paso 6: Guarde su Espiritualidad

Por medio de la oración, podemos comunicarnos con nuestro Padre Celestial. Él está dispuesto a guiarnos y ayudarnos.

En este momento, espero que le sienta que ha iniciado una nueva vida como un discípulo más dedicado de Jesucristo. Tentaciones pecaminosas son menos atractivas, pero no caiga en la pereza! Usted necesita mantener su nuevo modo de vivir. Pase un poco de tiempo cada día en un espíritu de oración para tener en cuenta como son sus actitudes, sentimientos y acciones. Se evalúe a si mismo constantemente. Destierre los sentimientos de orgullo y pecado de su mente cada vez que usted los encuentra.

Si maltrata a alguien en su vida, pida perdón y haga restitución de inmediato. Decir “Yo erré” es a menudo tan importante como decir “Te amo”.

En el pasado, usted buscó la felicidad en el pecado; ahora lo que necesita es buscarla en Dios. Estudie las escrituras y ore ferviente y frecuentemente. A medida que crece espiritualmente, la revelación más importante que Dios le dará es esta: Él le ama a pesar de lo que hizo. Siempre le ha amado.

Busque oportunidades para servir a los demás con el fin de mantener su espiritualidad. Cuando nos despertamos espiritualmente, naturalmente queremos ayudar a los otros. Tome ventaja de las experiencias de vida que tiene para servir. Comparta el evangelio de Jesucristo con sus amigos y familiares. Ofrezca su amor y apoyo a quienes han pecado. Aprenda a priorizar las necesidades de los demás.

Conclusión

Espero que este artículo ayude a aquellos que están luchando con pecados graves. El arrepentimiento es verdaderamente hermoso y milagroso. Me encantan las palabras de Isaías: ” Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”(Isaías 1:18). Este es el poder de la expiación de Cristo. Dios le bendiga.

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